Relación entre Criminología y Políticas Públicas: La Criminología como Herramienta Analítica y Predictiva para el Diseño de Políticas

 La integración de la criminología en el ámbito de las políticas públicas es uno de los ejes centrales del argumento de González Guarda. El autor sugiere que la "naturaleza actual del control penal ha llevado a la Política Criminal Aplicada (PCA), simbolizada en el surgimiento de nuevas disciplinas y sujetos que estudian y 'combaten' la criminalidad" (González Guarda, 2017, p. 185). Aquí, la criminología asume un rol proactivo y fundamental en la fase de diseño.

Como herramienta analítica, la criminología permite descomponer la complejidad de los fenómenos criminales. El artículo menciona que, debido a esta complejidad, "el abordaje de estas se hace de forma multidisciplinaria, convirtiendo su tratamiento en un problema de política pública" (González Guarda, 2017, p. 186). Esto implica que la criminología ya no se limita a la descripción del delito, sino que sus análisis se extienden a la identificación de patrones, factores de riesgo, y dinámicas sociales que influyen en la criminalidad. Esta capacidad de análisis profundo es esencial para formular diagnósticos precisos que sirvan de base para la intervención.

Además de su función analítica, la criminología se consolida como una herramienta predictiva. En el contexto de la PCA, donde se busca una respuesta "remedial y cortoplacista" a la seguridad ciudadana (González Guarda, 2017, p. 185), la capacidad de anticipar tendencias criminales se vuelve invaluable. El "manejo del riesgo penal (actuarial)" y el "énfasis en la prevención del delito a través de la vigilancia de la vida social" (González Guarda, 2017, p. 190) son ejemplos claros de cómo los saberes criminológicos se emplean para proyectar posibles escenarios y diseñar estrategias preventivas. La acumulación masiva de datos personales (Big Data) y la utilización ampliada de tecnologías de la información sobre ciudadanos bajo tutela penal son medios a través de los cuales se materializa esta capacidad predictiva, orientando las intervenciones antes de que los problemas escalen.

La criminología, en este sentido, no solo identifica qué está sucediendo, sino que también ofrece un pronóstico sobre qué podría ocurrir, permitiendo a los diseñadores de políticas anticipar y mitigar el riesgo. Esta función predictiva es la piedra angular de un enfoque que prioriza la eficiencia y el rendimiento, buscando minimizar los costos sociales y económicos del crimen mediante la prevención y la gestión proactiva.

De la Criminología Académica a la Aplicada: Ejemplos de Cómo se Integran los Saberes Criminológicos a Decisiones Públicas

El paso de la criminología académica a la aplicada representa un cambio en el propósito y la orientación de la disciplina. Mientras la criminología académica puede centrarse en la investigación pura y el desarrollo teórico, la criminología aplicada se dedica a traducir esos conocimientos en soluciones concretas para problemas sociales. González Guarda (2017) sostiene que este cambio se "concreta en el paradigma de la aplicabilidad" (p. 185), donde los saberes criminológicos son directamente integrados en el proceso de toma de decisiones públicas.

El artículo presenta varios ejemplos que ilustran esta integración:

  • El modelo de seguridad ciudadana: Este es un claro ejemplo de cómo la criminología se ha adaptado a un enfoque pragmático. Los criminólogos contribuyen al diseño de programas de seguridad que buscan reducir la delincuencia percibida y real en el espacio público, a menudo incorporando elementos de prevención situacional y comunitaria basados en investigaciones criminológicas.
  • La justicia expresiva o la política criminal del espectáculo: Aunque se trata de un fenómeno que el autor describe con matices críticos, es un ejemplo de cómo los conocimientos sobre la percepción del crimen y la reacción social, aspectos estudiados por la criminología, son instrumentalizados. Las políticas que buscan transmitir un mensaje de firmeza o retribución, a menudo responden a demandas sociales informadas por la criminología del miedo o la percepción de inseguridad.
  • El actuarialismo penal: Este enfoque, central en la nueva penología, se nutre directamente de la criminología cuantitativa. La gestión del riesgo penal, la segmentación de poblaciones delictivas y la predicción de reincidencia se basan en modelos estadísticos y análisis de datos desarrollados por criminólogos. Feeley y Simon (1992, citados por González Guarda, 2017, p. 188) ya destacaban cómo esta "Nueva Penología" se centra en la "gestión de grupos de riesgo más que en el tratamiento de individuos".
  • Las variantes de la tolerancia cero y la ideología de la ley y el orden: Estas políticas, popularizadas en diversos contextos, se apoyan en el análisis criminológico de la delincuencia de baja intensidad y la teoría de las ventanas rotas. La implementación de medidas de control estricto sobre delitos menores se basa en la premisa, apoyada por ciertos estudios criminológicos, de que esto previene delitos más graves.
  • El populismo y punitivismo penal: Estos fenómenos, impulsados por la opinión pública y las agendas políticas, también se nutren de la información criminológica, aunque a veces de manera selectiva. La criminología puede analizar los factores que generan el apoyo a estas medidas, así como sus posibles consecuencias, aunque la decisión final sea política.
  • El derecho penal volcado hacia la eficiencia: Mencionado como una manifestación del control penal contemporáneo (Ortiz de Urbina, 2003, citado por González Guarda, 2017, p. 189), este enfoque busca maximizar los resultados con los recursos disponibles, una meta que requiere de análisis coste-beneficio y evaluación de impacto, tareas que la criminología económica o de la gestión penal puede realizar.

La integración de estos saberes criminológicos se materializa en la adopción de "lógicas eficientistas que priman actualmente en las políticas públicas penales" (González Guarda, 2017, p. 191). La criminología aplicada, al proporcionar datos, análisis y modelos, permite a los encargados de formular políticas tomar decisiones informadas sobre la asignación de recursos, el diseño de programas de intervención y la implementación de estrategias de control.

Evaluación de Políticas Criminológicas: ¿Cuál es el Rol del Criminólogo?

El enfoque de la PCA, con su énfasis en el rendimiento y la gestión, implica inherentemente la necesidad de evaluar la efectividad de las políticas implementadas. Aunque el texto no dedica una sección explícita a la "evaluación de políticas criminológicas", sí sienta las bases para comprender el rol crucial del criminólogo en este proceso. El autor argumenta que las "políticas públicas de corte gerencial, que son las que tienen vocación hacia la aplicabilidad, corresponden a una de estas nuevas expresiones de transición hacia un control penal aparentemente suave, difícilmente contrastable e ilusoriamente racional" (González Guarda, 2017, p. 190). Esta descripción sugiere que la evaluación se convierte en una tarea compleja, pero indispensable, para discernir la verdadera eficacia de estas intervenciones.

Fuente: Morales, A. (2020). Política criminal y criminología: La ciencia contra el delito [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=-r578Eyip1E


El rol del criminólogo en la evaluación se deriva de su capacidad para aportar rigor metodológico y conocimiento especializado. A diferencia de una "política-criminal dogmatizada" que se centra en el "ius puniendi del Estado" (González Guarda, 2017, p. 186), la PCA requiere de una validación empírica constante. El criminólogo, en este contexto, se convierte en el profesional idóneo para:

  • Medir el impacto y la eficacia: A través de metodologías de investigación criminológica (cuantitativas y cualitativas), los criminólogos pueden evaluar si las políticas implementadas logran sus objetivos declarados, como la reducción de la criminalidad, la mejora de la seguridad percibida o la eficiencia del sistema penal. Esto implica el análisis de datos pre y post-intervención, estudios comparativos y el uso de indicadores de rendimiento.
  • Identificar efectos no deseados o colaterales: Una política que busca un "enfoque remedial y cortoplacista" (González Guarda, 2017, p. 185) puede tener consecuencias imprevistas. El criminólogo, con una visión más holística y crítica, puede identificar si una política, al centrarse en el rendimiento, está generando, por ejemplo, un aumento de la población carcelaria sin una reducción sustancial del crimen, o si está afectando desproporcionadamente a ciertos grupos sociales.
  • Proveer retroalimentación para el ajuste de políticas: La evaluación no es solo un juicio final, sino un proceso continuo de aprendizaje. Los hallazgos de las evaluaciones criminológicas son cruciales para informar a los tomadores de decisiones sobre la necesidad de ajustar, modificar o incluso abandonar políticas que no están siendo efectivas o que están generando resultados negativos.
  • Desafiar la "ilusión de racionalidad" y la "gestión por la gestión": González Guarda (2017) critica el panorama actual donde "todo es gestión y nada más que gestión" (p. 191). Aquí, el criminólogo crítico puede desempeñar un papel vital. Al confrontar los resultados de la gestión con la realidad empírica del crimen y la justicia, el criminólogo puede exponer las limitaciones de un enfoque puramente eficientista y abogar por políticas más justas, equitativas y fundamentadas en una comprensión profunda de las causas del delito. La tensión entre una criminología "crítica, desactivadora de los mecanismos de control" y una "propositiva, aportadora de políticas públicas contra el control del delito" (González Guarda, 2017, p. 192, nota 25) es una dialéctica en la que el criminólogo evaluador debe navegar.

En resumen, el criminólogo en la era de la PCA es un actor indispensable en el ciclo completo de las políticas públicas: desde el análisis y la predicción inicial para el diseño, hasta la evaluación rigurosa y la retroalimentación para la mejora continua. Su rol va más allá de la mera implementación de la ley, posicionándose como un experto que contribuye a la construcción de una política criminal más informada, eficiente y, potencialmente, más justa. La "especificidad latinoamericana" mencionada en el sumario del artículo (González Guarda, 2017, p. 187) sugiere que este papel es aún más apremiante en contextos donde la transferencia de políticas criminales y los desafíos socioeconómicos son particularmente complejos.


Bibliografía

González Guarda, C. (2017). La política criminal aplicada (PCA): La deriva de la política criminal hacia la política pública. Nuevo Foro Penal, (88), 185-216.file:///C:/Users/pc/Downloads/Dialnet-LaPoliticaCriminalAplicadaPCA-6074009.pdf



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